La princesa de Edén, la historia de una juventud perdida en el tiempo.
Edén, un lugar legendario, una tierra de prosperidad y felicidad, donde los seres humanos vivían en armonía con la naturaleza. Era un lugar donde la belleza de la creación primordial se reflejaba en cada rincón, donde los colores del arcoíris se mezclaban para formar pátinas de un solo esplendor.
En este mundo, nació nuestra heroína, una joven llamada Aria, hija de la reina de Edén. Aria era una verdadera princesa, con un corazón lleno de bondad y una sonrisa que iluminaba el cielo. Sin embargo, su vida cambió drásticamente cuando la catástrofe azotó la tierra, arrastrando consigo a sus seres queridos. La catástrofe había sido anunciada por las brillantes estrellas que brillaban con un brillo deslumbrante en el cielo las noches anteriores a la desgracia.
A pesar de que sus amigos, su padre y su madre ya no estaban con ella, Aria no pierde la fe. Ella intenta encontrar la sal de su tierra, un lugar donde ella pueda regresar para poder exigir justicia. Desde la tierra cruel, corría la luz de su espíritu pura y da fe a los héroes que querían ayudarla. Los dioses se aprenombran después con la advocación de los manifestados lugares desaparecidos en el mundo mencionado anteriormente; cada cual con más cambios impostergables del mundo perdido adoptando el protagonismo central de la historia centenaria, acreditada a través de los reinados de la antigua, la vida da cuenta del mundo antiguo por su dimensión de vivencias para consolar la historia inevitabilidad del pasado hecho en futilidad en el contenido y alcance existente del protagonista.
Esperamos que la historia sea anotada en las páginas de la mitología y en las leyendas de nuestro pasado, para que la memoria de Edén sea recordada por las generaciones futuras como un lugar de prosperidad y felicidad.