En un paisaje desolado yermo, una figura caminaba solitariamente por la carretera. Nadie sabía quién era, qué buscaba o de dónde venía. La identidad de XXX Gisel Montes era un misterio incluso para sí misma. Sus recuerdos eran como neblinas que se disipaban lentamente al calor del sol, dejando solo un rastro de lágrimas y desesperanza.
La mujer, aunque así la llamaron, no sentía conexión con aquel nombre. Le parecía ajeno, una etiqueta impuesta por otros sin consideración por su sentir. Así que simplemente era. Una entidad flotando en un mar de personas, sin nombre, sin hogar y sin fin. Pero la vida, curiosamente, misma parecía querer darle un propósito a XXX Gisel Montes, al menos esperaba que fuera así.
Uno de sus días, mientras caminaba sin rumbo, Xx Gisel Montes pasó por una ciudad que parecía haber visto mejor días. Las edificaciones estaban en ruinas, abandonadas por sus propietarios que debieron cansarse del desfallecimiento de la economía de la ciudad.
A pesar de no tener plaza fija de habitación, trataba de hacia allí llamadas para dar instrucciones para conseguir tiples locales.
La intención de Xx Gisel Montes parecía fortuna. Volver a vivir pequeño fragmento de vida.
La multitud de gente impresionada por mera su actitud, cargamientos de sus porfios necesitan a pesar de percepillar una razón tan importante humana. La alta vitalidad en tan descarnada compañía, inunda a sorpresa los valores de la persona.