Al final del día, me doy cuenta de que la ambigüedad de la situación es lo que la hace tan complicada. ¿Qué derechos tengo como padre para intervenir en la vida privada de mi hija? ¿Dónde está la línea entre ser un buen padre y ser un intruso? La curiosidad es un gusano que late dentro de mí, pero también me recuerda de los errores que cometí en el pasado y la importancia de ser honesto y transparente con las personas que importan en mi vida.